Todos lo sabemos, no somos libres. Cada uno de nosotros está sometido en mayor o menor medida a algo. A nuestros vicios, a nuestros compromisos con los demás y, más en general, porque de eso sí que no escapa nadie, al capitalismo. Necesitamos esos simples trozos de papel llamados billetes para sobrevivir.
No recuerdo ahora mismo qué filósofo decía que la libertad es la capacidad de elegir. Siguiendo esta definición tenemos la suerte de vivir en una de las sociedades más libres de la historia, y aún así estamos sometidos. Muchas libertades se quedan en el tintero. La simple libertad de casarte con la persona que amas fue concedida hace unos pocos años en España, y aunque ahora sea legal en muchos casos es el entorno el que no nos concede esa libertad de elegir con quién queremos pasar el resto de nuestra vida, sea hombre o mujer. Conozco casos de relaciones que han fracasado sólo por eso, porque de cara asegún qué entornos el hecho de que dos hombres o dos mujeres se amen no es válido.
Creo que el problema está en que tenemos libertad absoluta, pero también tenemos que renunciar a muchísimas cosas para ejercerla. El ejemplo más claro y más drástico es que si no quieres seguir el juego al sistema capitalista no lo hagas. Ahora, si te mueres de hambre nadie sentirá pena. No quiero decir con esto que no quiera trabajar, llevo tres meses de verano sin hacer nada y ya me estoy muriendo, quiero decir que no quiero seguir con este juego en el que los ricos cada día son más ricos y los pobres cada día más pobres. No quiero que se nos siga metiendo en la cabeza la copla de que cuanto más trabajes más ganarás porque no es cierta. Porque la gente que se está matando a trabajar en una obra no gana ni para mantener a su familia. Porque el empresario que tiene una reunión a la semana y vuelve a su mansión no trabaja más que ese obrero.
Y volviendo al tema del amor no quiero que mis amigos sigan teniendo que abandonar a las personas ideales para ellos porque de seguir tendrían que renunciar a sus padres, a sus amigos o a ser aceptados por el entorno.
Concluyo esta entrada invitando a una reflexión bastante simple. Dado que ya bastante libertad nos quitan la sociedad y el Estado procuremos no quitar nosotros su libertad a las personas que queremos y que nos rodean.
Sin más, vuelen libres, abejitas.