miércoles, 24 de septiembre de 2008

¿Un año más?

En absoluto. Hoy terminan mis dieciocho años y empiezan mis diecinueve y, como es normal en estas épocas no puedo evitar echar la vista atrás para repasar este año. Y puedo asegurar que no ha sido uno más. Ha sido mucho más que eso.
Los dieciocho empezaron con un "kit de universitaria" creado por mi hermana, que ya me precedía en la profesión y en la facultad. Todo comenzó con emoción y nerviosismo, quizá también algo de ansiedad por cambiar de una vez de aires. el último año había sido desastroso y necesitaba nueva gente, un lugar nuevo, y nuevas formas de tomarme la vida. Y con esas ganas de empezar aguanté desde el 24 de Septiembre(tal y como hoy), hasta el 2 de Octubre. Ese día mágico en el que quedé con la única amiga de mi carrera que ya conocía y nos dirigimos muy nerviosas hacia la facultad. Ese día mágico en el que un chico con bastante acento nos miró y nos dijo: ¿De dónde sois?. A partir de entonces todo ha dado muchas vueltas, si mi cerebro no hubiera girado al mismo ritmo que mi mundo posiblemente me hubiera mareado, pero como yo estaba ya tan dispuesta a que todo cambiara lo único que ocurre es que ahora me sorprendo de que sólo haga un año de que conozco a algunas personas que ahora son infinitamente importantes para mí. Ahora me asombro de verme llorar porque no puedo estar con algunos en clase, pensando: estuviste diecisiete años sin ellos. Ya, pero ahora no puedo.
Este año he aprendido más que nunca. Y no sólo hablo de que lo más importante de las noticias va en el lead, sino de todo.
He aprendido que la visión que tenemos de la vida puede cambiar de un día para otro. He aprendido que no soy la única que piensa con el corazón. He aprendido que hay canciones que duran toda una noche, todo un día, toda una vida. He aprendido que los colores del arcoiris pueden quedar mejor que el negro de las tormentas. He aprendido que siempre, por mucho que me haya endurecido a lo largo de los años, siempre volveré a caer en el error de querer a alguien equivocado. He aprendido a reír por cosas sin gracia y he olvidado cómo se llora cuando algo no te da pena. Sin embargo sé llorar cuando algo te hace feliz. He aprendido que el lugar más simple puede ser el más importante. En fin, creo que este año he crecido.
Bienvenidos todos a mi vida de los diecinueve. A partir de aquí, siempre adelante.
Un beso abejitas, y gracias por vuestros detalles.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Meme

Bueno, pues no hay una idea mejor para un momento malo en nuestras vidas que pensar en las cosas que nos hacen felices. Seis cosas. Esta es una de esas entradas en las que empiezo a ciegas, no sé si a la tercera ya no sabré qué decir o si en la sexta me daré cuenta de que necesitaría otras seis. Gracias Manuel Casal. Y ahí que voy:

- La facultad. Sólo con pisarla ya respiro un poco más agusto, me siento un poco más libre. Desde la primera vez que entré, siendo tres años más pequeña que ahora y con mi hermana como único elemento conocido es especial para mí. Después de este año...infinitamente más.

- El cine. Ver una película ligeramente buena, que me haga crecer un poco, con la que aprenda lo más mínimo me llena de felicidad. Hasta tal punto que siempre lloro.

- El mar. Ver el mar por lo menos una vez al año y descubrir cada vez un sentimiento que me parece nuevo, sentirme flotar hacia el horizonte impulsada por la brisa marina.

- Leer. Cada noche leo, da igual lo cansada que esté cada noche leo. Un buen párrafo que me haga llorar o reír o sentir lo que el autor quiera hacerte sentir. Todas las noche leo por lo menos un tramo de poesía de Mario Benedetti que em regaló un gran profesor y mejor amigo.

- Un bar. Hay bares concretos en los que nada más entrar sientes con la felicidad entra por tus fosas nasales, por tus pulmones, por tus oídos y te invade hasta el punto de no parar de bailar, o de gritar, o de reír. Ejemplos claros son la Silla Eléctrica o el Madriz Madrid. Los recomiendo para todo ser vivo que quiera sentirse vivo.

- Las conversaciones. Hablar con una determinada gente en una determinada situación, poder dercirles que le quieres, sentir que te están enseñando algo, y que el tiempo corra y tú no te des cuenta, que al final llegues a casa y tus padres te digan que qué has hecho y tú les digas sorprendiéndote a ti misma: hablar. ¿No se puede hablar mejor a otras horas?Y realmente te quedas pensando. Hay conversaciones que nunca podrían tenerse a una hora diferente.

Bueno, estos son los puntos de alegría que se me han ido ocurriendo, he dejado unos cuantos que la verdad es que me gustaría meter, pero cuando se escribe sobre la marcha ya se sabe...En cualquier caso que todo el mundo sepa que por ejemplo mi hermana es otro factor de felicidad sólo existiendo.

Un beso abejitas, el que quiera explicar qué le hace feliz adelante.

Ante el aviso del gran Manuel Casal le hago caso y "nomino" a gente, pero que sepais que no me abundan los blogs de personas que aún no hayan hecho su Meme. Aún así se lo recomiendo a mi más antiguo amigo Alberto, en su sinfonía desquiciada, Colmena desquiciada y al siempre ocurrente Guybrush,
Colmena de Guybrush.


Ahora sí me despido, aunque avecino una entrada mañana.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Libertad

Todos lo sabemos, no somos libres. Cada uno de nosotros está sometido en mayor o menor medida a algo. A nuestros vicios, a nuestros compromisos con los demás y, más en general, porque de eso sí que no escapa nadie, al capitalismo. Necesitamos esos simples trozos de papel llamados billetes para sobrevivir.
No recuerdo ahora mismo qué filósofo decía que la libertad es la capacidad de elegir. Siguiendo esta definición tenemos la suerte de vivir en una de las sociedades más libres de la historia, y aún así estamos sometidos. Muchas libertades se quedan en el tintero. La simple libertad de casarte con la persona que amas fue concedida hace unos pocos años en España, y aunque ahora sea legal en muchos casos es el entorno el que no nos concede esa libertad de elegir con quién queremos pasar el resto de nuestra vida, sea hombre o mujer. Conozco casos de relaciones que han fracasado sólo por eso, porque de cara asegún qué entornos el hecho de que dos hombres o dos mujeres se amen no es válido.
Creo que el problema está en que tenemos libertad absoluta, pero también tenemos que renunciar a muchísimas cosas para ejercerla. El ejemplo más claro y más drástico es que si no quieres seguir el juego al sistema capitalista no lo hagas. Ahora, si te mueres de hambre nadie sentirá pena. No quiero decir con esto que no quiera trabajar, llevo tres meses de verano sin hacer nada y ya me estoy muriendo, quiero decir que no quiero seguir con este juego en el que los ricos cada día son más ricos y los pobres cada día más pobres. No quiero que se nos siga metiendo en la cabeza la copla de que cuanto más trabajes más ganarás porque no es cierta. Porque la gente que se está matando a trabajar en una obra no gana ni para mantener a su familia. Porque el empresario que tiene una reunión a la semana y vuelve a su mansión no trabaja más que ese obrero.
Y volviendo al tema del amor no quiero que mis amigos sigan teniendo que abandonar a las personas ideales para ellos porque de seguir tendrían que renunciar a sus padres, a sus amigos o a ser aceptados por el entorno.
Concluyo esta entrada invitando a una reflexión bastante simple. Dado que ya bastante libertad nos quitan la sociedad y el Estado procuremos no quitar nosotros su libertad a las personas que queremos y que nos rodean.
Sin más, vuelen libres, abejitas.